“[…]en lo que se refiere al Oriente, la identificación de
la tradición y de la civilización toda entera está justificada en el fondo:
cualquier civilización oriental, tomada en su conjunto, se nos presenta como
esencialmente tradicional, y esto resulta inmediatamente de las explicaciones
que dimos en el capítulo precedente. En cuanto a la civilización occidental,
dijimos que está por el contrario desprovista de todo carácter tradicional…”
René Guénon, Capítulo III
de la 1ª parte de Introducción general al estudio de las doctrinas hindúes
¿Se podrá terminar con el
concepto de revolución como el resultado de un proceso lineal (positivismo
puro)? ¿El retorno a determinados principios puede ser también una revolución?
Consideramos esencial empezar
diciendo que alrededor de todo nuestro planeta, existe una gran crítica al
supuesto progreso ilimitado ofrecido por la ciencia. Aquella ciencia que ha resuelto
un sinfín de problemas sociales, aún no ha podido poner fin a las notables
desigualdades entre naciones empobrecidas, y naciones ricas. Ese progreso vino
acompañado también por el daño ambiental, que no sólo no se ha detenido, sino
que aumenta. Este tipo de incongruencias llevan al hombre a poner en
duda al tan brillante progreso, y a buscar soluciones a los problemas tanto
externos como internos. Creemos que el viaje que empieza por notar los
problemas, sigue con la demanda de más ética, y no solo eso, sino también por
adoptar un modo de vida consecuente con los valores que su existencia
representa.
¿Por qué el hombre contemporáneo
debe volver a iniciar su viaje a partir de la ética? Nuestro caos actual es el
resultado de un proceso histórico que apenas excede unos doscientos cincuenta
años. A partir de la revolución industrial (1750), Occidente toma la delantera
en lo que respecta a la tecnología. La revolución francesa (1789) empieza a dar
forma a las futuras formas de gobierno, separando religión de política, dando
origen a las formas actuales de democracia.
El siglo XIX, es sin duda el
siglo de los grandes cambios a nivel social y cultural. La ciencia avanza, la
religión cede. La expansión industrial necesita a la ciencia y no a Dios. La
vida de los seres humanos cambia. Aumenta la esperanza de vida, crece la
población mundial (esa misma Europa que produce ciencia y técnica, es la misma
que expulsa a millones de personas rumbo a países más jóvenes, como EE.UU,
Brasil, ó Argentina), antiguas enfermedades empiezan a ser combatidas por las
famosas vacunas., el Imperialismo, y es también, otra vez, la ciencia la que aporta
el andamiaje cultural para hacer posible dicha tarea. Para
la filosofía de entonces, el hombre es una hoja en blanco, y es el Estado
nacional el que educa a los futuros ciudadanos. Blanco es el color de piel de
los conquistadores, y más oscuro el de los conquistados. Otro hallazgo de aquel
siglo, dividir a la Humanidad según un orden zoológico, en el cual un delincuente de Londres sería superior a un brahmán de la India. Solo por su color
de piel, forma del cráneo… El hombre es un animal.
Empieza el siglo XX, el progreso indefinido prometido por la
ciencia, no llega. Lo que si llega en 1914 es la Primera Guerra Mundial.
Millones de hombres, máquinas y material bélico movilizados en forma masiva. Se
enfrentarán en los extensos campos de batalla europeos. Morirán millones, y la
destrucción causada sería algo inédito en la historia humana.
A la primera guerra le sigue
una segunda, con una serie de horrores jamás vistos. Millones de desplazados,
heridos, muertos. Otra vez el mundo como el escenario de situaciones nunca
antes experimentadas por la Humanidad. El año 1945 ve el fin de la guerra, y la
creación de un arma nueva y devastadora: La bomba atómica, capaz de borrar del
mapa una ciudad en cuestión de segundos.
A partir de ese entonces la
raza humana empieza a hacerse preguntas como -¿Dónde estaba Dios en esos
momentos? El resultado que se observa es: templos religiosos que antes
estaban llenos de fieles, actualmente son museos.
A la derrota de la antigua
espiritualidad occidental, le siguió la derrota de la ética occidental, basada
en el consumismo, un nuevo culto que supo instalarse en la posguerra. Masas
humanas de los países desarrollados satisfacían sus deseos con productos
industrializados, a costa de los recursos de países en vías de desarrollo, y de
un gran daño ambiental. Si dios había muerto en ciertas latitudes, pues bien,
fueron los hombres quiénes le dieron muerte, a cambio de bienestar.
A pesar de ello, estamos ya
en el siglo XXI, y existe en el mundo,
en todas partes, un clamor por mas ética. Todas las ciencias, desde la
informática, pasando por la robótica a la nanotecnología, prometen ampliar las
posibilidades de tener una vida digna a los 7000 millones de habitantes de esta
única casa, nuestro planeta.
Sin embargo, parece que
esto, no está ocurriendo. La situación es la siguiente: “1000 millones de
personas padecen hambre, 900 millones no tienen agua potable, 2600 millones no
disponen de una instalación sanitaria, 1400 millones no tienen electricidad” 1.
Las sociedades, han
percibido, tanto en Occidente como en Oriente, que existen graves vacíos
éticos, que ni la filosofía existencialista, ni ningún otro tipo de tradición
intelectual ni política han podido explicar ni solucionar. Ese gran
desequilibrio entre el aplaudible
progreso tecnológico y la vida cotidiana de millones, es ya para muchos,
intolerable. La sociedad exige a una elite de dirigentes algo que parece que no
pueden brindar, más ética.
Nosotros, a través de la
experiencia, hemos podido observar que antes de exigir cambios externos, se debe
comenzar desde el fuero interno. Y entonces el Sol aparece por Oriente…la
revolución está comenzando a gestarse, no ya desde los centros intelectuales de
occidente, sino desde la periferia del mundo. Durante casi medio siglo, más
precisamente desde la posguerra hasta la caída del muro de Berlín (1989)
parecía que el comunismo era el rival cosmovisional del liberalismo occidental,
pero fue finalmente derrotado. Entendemos por liberalismo al movimiento
filosófico y económico nacido en Occidente, desde el siglo XVIII, centrado en
brindar libertades individuales, y progreso material, haciendo énfasis en crear
lazos sólo con fines comerciales. Las catástrofes éticas de semejante
despropósito filosófico no son tema de nuestra exposición, sin embargo, podemos
decir que un pensamiento alejado de cualquier dirección trascendente y
puramente materialista, produce resultados como los que hemos ya mencionado.
Decimos entonces, una vez
vencido el comunismo, es el Islam un nuevo modelo ético que podría rivalizar
con el liberalismo occidental. Es la religión que más se opuso,
contrastando con la caótica era moderna; y dentro de dicho contexto, elegimos
referirnos al Islam como un “estilo de vida” (en árabe din).¿Podrá el Islam
llenar ese vacío ético en el que parece la Humanidad estar hundida? La
adivinación no es el tema de nuestro trabajo, sin embargo podemos afirmar que
la diversidad es riqueza, y ante la apatía del presente, sólo podemos confiar
en un futuro construido en base al debate de ideas, al enfrentamiento de
opuestos.
El vacío que ha sufrido la
humanidad en este último ciclo, la “Edad de Hierro” como lo definieron los
antiguos griegos, o el “Kali Yuga”, según el milenario pueblo hindú, dónde el
ser humano a pasado de ser una criatura espiritual a un simple número, un
engranaje en la máquina de facturar millones, vasallos de señores que la
mayoría no conocen…¿Podría ser éste el escenario para el retorno de la
tradición?. Una auténtica Revolución. Restauradora de principios
transcendentes.
El principio trascendente principal,
Dios, como centro de la existencia del
ser humano es uno de los aportes más importantes de la civilización islámica hacia
la construcción de una nueva ética. Reza un fragmento coránico dedicado a los
genios: “Por cierto que He creado a los genios y a los hombres para que Me
adoren” 2. Habla la Divinidad, y ordena que la existencia humana tenga un
objetivo que no es de este mundo, y sin embargo, en todo se muestra y en todo
se oculta.
Lo divino, no es algo
lejano, imposible de comprender, es parte de la vida, parte de una cosmovisión.
El desafío será elegir ese camino o
permitir que el desierto avance.
Fernando Soto.
11) Kliksberg,
Bernardo Etica para empresarios. - 1a ed. 1a reimp. - Buenos Aires: Ética y
Economía; Distal S.R.L., Argentina, 2013.
22) [Corán
51: 56]