miércoles, 27 de julio de 2016

El pensamiento sufi

A continuación reproducimos un texto íntegro del Shaykh Hayy Sidi Sa’îd al Andalusí, maestro de la vía.

En Presencia… Aunque en principio pudiera parecer pretencioso hoy vamos a hablar de la religión verdadera, y espero que al terminar esta alocución haya quedado claro qué es lo que con este supuesto quiero decir, y quiero recalcar lo de “supuesto”. Ya sabemos que el origen etimológico del concepto religión viene del latín “religare”, esto es; reunir. Más ampliamente el concepto se refiere a la “Reunificación de lo que fue separado”. ¿Qué es lo que fue separado? ¿A qué nos referimos al decir esto? Nos dicen las escrituras, y hoy confirma la ciencia, que el ser humano fue creado de la tierra, y al igual que todos los seres vivos tiene su origen en el agua. Pero también nos dicen las Escrituras que una vez creado el ser humano en su complejidad, recibió la Conciencia de sí mismo y con ella el concepto de La Trascendencia. Esto se expresa diciéndonos que Dios insufló en la humanidad algo de Sí Mismo. Es al retorno a Su Origen de este “Algo” de Él mismo a lo que se refiere la religión, cualquiera que sea, cuando nos habla del re-encuentro entre el ser humano y Dios. Es este un tema algo más complejo de explicar, pero considerando que lo tenemos escrito en nuestra extensa obra literaria doy por supuesto que sabéis a qué me refiero como preámbulo de esta alocución. Si lo que cualquier religión pretende es el retorno, o encuentro entre Creador y criatura, es obvio que cuanto más complicado sea el sendero propuesto más se aleja la religión de su propósito. Propósito que se hace más asequible en la medida en la que prima la simplicidad. Podríamos decir, esto entendido, que cualquier persona que se haga dócil ante la Acción Creadora sobre ella está en ruta de reunificación, y por lo tanto en práctica de religión verdadera, siendo de carácter totalmente secundario la liturgia que practique o el idioma que utilice para sus prácticas. Cada religión se proclama verdadera y en consecuencia, según esto, las demás religiones no lo son. No obstante, si tenemos conocimiento de las religiones observaremos que la mayoría de los desencuentros se fundamentan sobre tradiciones étnicas, añadidos posteriores, afán de poder, dificultades de diálogo y diferencias lingüísticas, pero pocas diferencias en cuanto a lo esencial. Así pues queda claro que los fundamentos de cualquier religión, aquello en lo que todas se encuentran en consonancia y sin dificultad de entendimiento son estos tres; 1) Hay Un solo Principio Creador que recibe el nombre de la cultura que lo identifica. 2) Que la docilidad a la Acción de este Único Principio sobre el ser humano determina su acercamiento a Él. 3) Que mantenerse en armonía con este hecho es la causa del “Estado de Paz” en la persona y, como consecuencia, la felicidad como estado. Esta descripción, dicha en nuestro idioma, nos es fácil de entender y no encontramos rechazo alguno para estar de acuerdo, pero si en vez de decirlo en castellano lo dijera en otra lengua, probablemente daríamos paso al conflicto. Por ejemplo; esta explicación en Sánscrito podría decirse con el vocablo; yoga. En cambio si lo digo en lengua árabe todo lo dicho equivale al vocablo Islam, como “Estado de Paz” y al vocablo Musulmán como equivalente de aquél que se hace dócil a la acción de Dios sobre él. Ninguna otra cosa significan estas dos palabras. 2 Esto es lo que deducimos del diccionario de la lengua árabe, de la lectura del Corán y de la tradición oral del Profeta Muhammad. Los añadidos posteriores, los intereses de poder, las complicaciones y recursos a la fe para aceptar como válido lo que es irracional, las posiciones de fanatismo y exclusión, las tradiciones étnicas añadidas a las religiones y en definitiva; la ignorancia o la malversación de las promulgaciones originales, son obra de las personas, sin nada o muy poco que ver con las Fuentes de la promulgación original. En consecuencia; al igual que otras muy antiguas y nobles Tradiciones, no desviadas del propósito fundacional, la T. Sufi se ha ocupado más de las esencias que de las apariencias. Más de los contenidos que de los continentes, más de resolver las dificultades para desvelar lo aparentemente sencillo, que de crear nuevos añadidos y recovecos que dificulten el re-encuentro Creador-criatura colocando más cargas sobre los practicantes. A partir de esta “sencilla” explicación, y la práctica que de ella se derive, cuyo contenido puede llegar a ser inmenso, lo que suceda en cada corazón, ya sea de forma visible o secreta, ordinario o extraordinario, es privativo de la soberanía de cada persona. En este Recto Sendero cada senderista ha de trazar su propia huella, única e irrepetible. Y cada uno de nosotros recibirá de la Misericordia Creadora lo que le esté reservado. Por estas razones, y aún reconociendo el valor circunstancial de los ejercicios añadidos que en otros lugares se practiquen, nosotros hemos optado por la mayor simplicidad posible, y para ello nos hemos apoyado en las Fuentes y consultado a otros sabios. A causa de esta convicción a favor de la simplicidad de los orígenes no añadimos a nuestra práctica nada que suponga nuevas cargas, pues consideramos que ninguna de estas prácticas nos cualifica en lo que somos: No hacemos largas sesiones de cánticos en una lengua ininteligible para nosotros, es decir, no hacemos Dzikr (recuerdo) en árabe. No hacemos danzas de Hadra ni ejercitamos la hiperventilación. No tenemos audiciones ni danzas de Sama No practicamos otro ejercicio alguno que no sea lo contenido en la ´Ibadat. Este, a continuación, es un ejemplo claro de todo lo dicho. Para afirmar esta sencillez en nuestra práctica, hacemos referencia a las Fuentes del Corán, la Sunna y nuestra propia tradición Shadzilia, así como la de otros reconocidos Maestros de la antigüedad. Dice el Corán en 29:51 “¿No les basta que te hayamos revelado el libro que le es transmitido oralmente? Dice el Hadiz del Profeta transmitido por Bujari; “Facilitad las cosas a las gentes, y no las hagáis complicadas”. El segundo Sheyh de nuestra Tárika, el murciano Abú l´Abbás, buen conocedor de la enseñanza muhammadí, dejó dicho; “¿Qué sucede con aquellos que, en sustitución del Corán, se emocionan con el canto y otras distracciones de ese género? Abu Madyan de Sevilla, Ibn al Árabi, Abu l´Hasan as-Shadzili y otros, no tenían en estima a los que llamaban, “esa gente de la flauta y el tambor”. 3 Os digo con frecuencia que: “Ya que la comprensión y perfecto aprovechamiento del inmenso legado de Sabiduría contenido en la ´Ibadat, nos ha de llevar toda nuestra vida, no encontramos razón alguna para incorporar otra práctica que no sea venida de las Fuentes transmitidas por el Profeta”. A esto nos ceñimos en exclusiva siguiendo la tradición de sencillez contenida en el Corán, confirmada por el Profeta, y enseñada más tarde por Shadzili y sus directos sucesores. No en vano el Sheyh Abu l´Hasan Fusanya, ya en los primeros siglos del Islam, nos previno con esta frase; “Hoy en día el Sufismo es un nombre sin realidad, pero antes fue una realidad sin nombre”. A aquel antes de ahora nos remitimos. Suelo deciros que el mejor Dzikr Al Lah es la lectura del Texto Sagrado, el Salat, y la contemplación de la naturaleza. La mejor Hadra es integrarse en la danza del Universo que alaba a Su Creador. Y la mejor audición de Sama es la música del silencio que escuchamos cuando cerramos los oídos a lo externo. Pero guardamos un profundo respeto por otras alternativas, pues sabemos que para cada persona hay una forma y un momento. Ya que se nos enseña; “Existen muchas vías de ascenso hacia Dios” Corán 70:3 Debido a esto, cada Maestro de la Tradición Sufi ha marcado sus líneas de enseñanza según una particularidad y diferencia, y todas ellas son respetables: ESTE ES UN EJEMPLO: El Maestro Sufi Uwais al Qarni vivió solo en el desierto. Pero conocía el secreto Muhammadí. Dhul Nun, el egipcio, hablaba con adivinanzas y enseñaba con jeroglíficos egipcios. Y pasó a la historia de la Tradición como Santo y Maestro. Al Hallaj y Suhrawardi fueron ejecutados por las autoridades islámicas de su época al hacer afirmaciones sobre su estado de Unión que eran consideradas heréticas. No obstante fueron nuestra inspiración. Bahaudin de Bujara se comunicaba más con su amor que con sus palabras. Pero al hacerlo así nos hizo partícipes de su Sabiduría. Muhyiddin Ibn al Arabi, de Murcia, hizo de su corazón receptáculo de todas las formas y religiones. Ansari el Sufi dijo; Un discípulo es suficiente para el maestro. Un oído es suficiente para la palabra adecuada. Un amanecer es suficiente para que el sol ilumine el mundo. Hafiz enseñó hablando del vino. Shabistari habló de idolatría. Khoja Ansar era un jefe religioso. Pero Rumi, Jayyam, y Abi Fair, negaron las formas religiosas. Abu Madian de Cantillana, Sevilla, es reconocido como uno de los grandes Maestros. Cuando los discípulos eruditos llegaban a él con citas de grandes Ulemas, él respondía; “No vengáis a mí con lo que dice fulano y mengano, eso es carne muerta. Y tú ¿Qué es lo que tú dices?, traedme carne viva”. 4 Abú Hasan as Shadzili, fundador de nuestra Tárika, y Muhyid-din ibn al Árabi, no eran partidarios de la danza, la flauta y el tambor, entre los Sufis de su época. Pero Maulana Chishti escuchaba música, y Rumi fundó los Derviches danzantes. Algunos de ellos fueron acusados de heterodoxos al no observar ciertas normas externas del Islam, pero el Sheik Burhanuddin Papazi decía; “Puede que no se me vea orar en la Mezquita, pero mi corazón reza continuamente en La Meca”. Ahmed al Rifai fue tachado despectivamente de ser un exhibicionista curandero. El Maestro de la filosofía mística de la Rosa, Saadi de Shiraz, fue discípulo de Suhrawardi, y utilizó en su composición del Gulistan la belleza de los jóvenes adolescentes. Los hombres pensaron que Jalaludin y Faridudin Attar eran simples poetas. Yusuf Qalandar erró por la faz de la tierra. El Sheij Shattar transformaba a los hombres con una mirada. Ali al Hujwiri parecía ser un simple historiador. Abdul Kader de Gilam, Salman y Saadi. Abu Bakr de Arabia y Nuri y Safari. Baba Farid y Ben Adam entre los afganos, y Jami de Jorasán. Bektash de los turcos, Nizamudin de la India, etc. Etc. Todos ellos fueron diferentes, y de diferente manera enseñaron a caminar en pos del mismo Objetivo pues, según el Corán 70: 3 “Existen muchas vías de ascenso hacia Dios”. “A cada uno de vosotros le hemos asignado una ley y un modo de vida diferentes”. Corán 5: 48 “No cabe coacción en asuntos de fe”. Corán 2: 256 “Sed tolerantes con otras religiones”. Corán 2: 109 “Será Dios quien decida sobre la discrepancia entre religiones”. Corán 2: 113 “Para cada comunidad religiosa hay una orientación diferente de la que Dios es el punto focal”. Corán 2: 142 y 148 “Y Hemos hecho así, de vosotros, una comunidad intermedia (sin extremismos)” Corán 2: 143 “Dios se ha prescrito a Sí Mismo la ley de la Misericordia” Corán 6: 12 y 54 “Tan sagrada es la tinta del estudiante como la sangre del mártir”. Buscad la Sabiduría, aunque para encontrarla tengáis que recorrer todos los caminos de la tierra”. Proverbio de Muhammad (p. b.) “Un árabe no es mejor que otro hombre, ni un blanco es superior a un negro. Hablad a cada pueblo en su propia lengua”. “Comete herejía quien adora a una religión en vez de adorar a Dios” Proverbios de Muhammad (p. b.) “¡Oh musulmanes! ¿Qué significa este aire de superioridad? Abre tu corazón al cristiano, libera tu mente de esta vanidad. Siguiendo a Muhammad te consideras un creyente y a él le consideras infiel por seguir al Mesías. Ambos eran profetas y ambos eran amigos. ¿Por qué esta enemistad entre vosotros? Sheyh Naser Josro (m. 1.088) “El hombre de Dios está más allá de la religión”. “Pero no clames diciendo que las religiones son vanas, pues en todas ellas se guarda un perfume de verdad que enciende la fe del creyente”. 5 “No soy ni cristiano, ni judío, ni musulmán. No soy de Oriente ni de Occidente, ni de la tierra ni del mar. Mi sitio es estar sin sitio, mis huellas es no dejar huella. No hablo del cuerpo ni del alma, ya que pertenezco al Alma del Bienamado…” Jalal ad Din Rumi (1.207 – 1.273) “Vende tu inteligencia y compra la admiración por Dios. Renuncia a cuanto venga de la razón, pues ahora hemos llegado al tiempo de la locura. Y la locura de Dios es mejor que la razón de los hombres”. “¿Existe, por casualidad, un enamorado que piense con la razón? ¿Quién Te ha visto puede acaso conservar su razón?. Jalal ad Din Rumi (1.207-1.273) “Dios mío, no hagas de mí un erudito o un asceta. Si decides introducirme en Tu ciencia, iníciame en una parcela íntima de Tus Secretos”. Sheyh Bistami (m. 874) “El iniciado está más allá de lo que dice, el erudito más acá. El iniciado se ocupa de su Señor, el erudito de su propio ego”. Sheyh Bistami (m. 874) “Nadie puede jactarse de haber llegado a la verdad, si no ha sido tratado de hereje por mil personas de peso”. Sheyh Yunayd “Lo que conocen los eruditos es una ignorancia respecto a la Ciencia de Lo Verdadero, y la creencia es un delito si la comparas con la Verdad del Conocimiento. Quien se expresa mediante la alusión corre el riesgo de restaurar el paganismo”. Sheyh Bistami (m. 874) “No te apegues exclusivamente a ninguna religión, de manera que dejes de creer en las otras; perderás no poco bien. Más aún, no acertarás a reconocer la Verdad”. “Dios, el Omnipresente y el Omnipotente, no está encerrado en ningún credo ni en religión alguna, porque donde quiera que os volváis, allí está el rostro de Dios”. “Hubo un tiempo en el que yo rechazaba a mi prójimo si su religión no era como la mía, hoy mi corazón se ha convertido en receptáculo de todas las formas religiosas”. “Cada cual reza lo que cree; su Dios es hechura de sí mismo y, al rezar, ora a sí mismo. Por eso anatematiza las creencias de los demás; lo cual no haría si fuese justo, porque el desagrado hacia la religión ajena se basa en la ignorancia”. Sheyh Ibn al Árabi “Para los amantes de Al Lah no hay reglas. La religión del amor no tiene código o doctrina. Sólo a Dios”. Sheyh Ibn al Árabi “Antes despreciaba a otros hombre si su religión no era como la mía, ahora mi corazón es un campo para las gacelas, un convento para el monje cristiano, los pliegos de la Torah, la Kaaba del peregrino o un templo para el idólatra. No le pongáis nombre a mi religión, pues es el amor donde quiera que vaya su cabalgadura”. Sheyh Ibn al Árabi 6 “He reflexionado acerca de las denominaciones confesionales esforzándome en comprenderlas. Ahora considero que existe un Principio Único con numerosas ramificaciones. Por eso, no pidas a un hombre que adopte una determinada denominación confesional; con ello lo desviarías del Principio, que es solio y fundamento. A ese hombre ha de venir a buscarlo el propio Principio en el que se dilucidan todas las grandezas y todas las significaciones. Entonces el hombre comprenderá.” “Se ha extraviado quien adora una religión en vez de adorar a Dios”. Sheyh Mansur al Hallay (m. 922) “Como un compás tenemos un pié fijo en el Islam y con el otro viajamos dentro de otras religiones”. Sheyh Saadi de Shiráz (1.184-1.256) “Muchos son los cauces, pero sólo es Uno el Manantial de donde todos proceden. Insiste en llamar ante La Puerta dorada, y cuando esta se abra, las demás puertas se abrirán ante ti”. Sheyh Saíd al Andalusí, abdú Rabihi Otra cuestión a comentar, por último, es la siguiente. Somos plenamente conscientes de la aversión que suscitan en la actualidad estas dos palabras; Islam y musulmán, pero ya hemos explicado su verdadero significado en múltiples ocasiones. Es una aversión proveniente, a nuestro limitado entender, de varias causas. Una causa es la desinformación histórica, otra el resultado del colonialismo desde las cruzadas hasta el día de hoy que, como un continuo, se refleja en la actuación disparatada, o criminal, de aquellos que, desde su ignorancia fanática o desde su simple ignorancia, utilizan el poder de la información para agredir, manipular, seducir o claramente mentir sobre lo que signifique ser musulmán o lo que es Islam. Otra de las causas la encontramos en las acciones bárbaras o el comportamiento improcedente de aquellas minorías que, proclamándose musulmanes, utilizan en su ignorancia la Sabiduría Muhammadí como un arma arrojadiza, o como un pretexto para ocultar otros intereses. A causa de este reprobable e irracional comportamiento, todos somos víctimas, y los musulmanes buscadores de Sabiduría, entendimiento, tolerancia, paz y concordia, ¡premisas todas del Corán!, nos vemos en la necesidad de vivir en discreción, cuando no en ocultamiento, para evitar que seamos medidos con la misma medida con la que se mide el fanatismo, la barbarie y la ignorancia. Así pues, nos ha de quedar claro que nuestra forma es el Sendero del medio, ni a la izquierda ni a la derecha, y se limita a la práctica de lo que acabamos de comentar anteriormente, la ´Ibadat. Creemos que no hay unas prácticas mejores que otras, por lo que afirmamos que cada discípulo ha de encontrar a su Maestro, y cada Sheyh a su discípulo, pues entre ambos forman todo un Universo de diversidades. Decía un Maestro de la Tradición: “En el Corán se encuentra una gran Sabiduría, y toda ella está contenida en la primera Sura. Cuanto hay en la primera Sura se contiene en la primera letra, y lo contenido en esta letra se halla en el punto. La Sabiduría se halla en un solo punto, es el ignorante quien se empeña en complicarlo”. 7 Que La Divinidad, Al Lah, o como quiera que cada cual lo llame, abra nuestros corazones para que cada cual entienda aquello que se le haya reservado. Pues como decía Ibn al Árabi, nuestros corazones son un prado para las gacelas, un convento para el monje cristiano, los pliegos de la Torah, la Kaaba del peregrino o un templo para el idólatra, pues nuestro sendero es el sendero del amor. En seguimiento del espíritu Coránico, o de la Sabiduría donde quiera que la hallemos, esto enseñamos y esto es lo que practicamos. Que Dios haga de nosotros instrumentos de Su Paz Hayy Sidi Sa’îd al Andalusí 

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